Texto: CARLOS SANTAMARÍA Imágenes: UVa
Cometió la heroica locura de venir al mundo el día de Navidad de 1936. Tal vez sea esta efeméride lo que hace de Raúl del Pozo un firme defensor de la libertad. Alguien que no solo oye, sino que también escucha, interpreta y argumenta el ruido de la calle (nombre con el que encabeza sus columnas en El Mundo), siempre atento a toda la actualidad, desde lo plausible hasta lo denunciable; todo ello desde un prisma auténtico solo al alcance de los más grandes. Así se presenta este manchego ante elTINTERO: humilde y a la vez orgulloso, sincero, directo y con una personalidad que le ha llevado a ser una de las mejores plumas del periodismo español.
Carlos Santamaría- ¿Cómo ve el periodismo de hoy?
Raúl del Pozo- Está en crisis porque hay mucha gente parada. Estamos atravesando una mala época, principalmente porque hay un cambio de civilización, un cambio de trenes, un cambio de galaxias y ahora estamos como los monjes que se dedicaban a copiar las Sagradas Escrituras. Sin embargo, ahora cualquiera puede ser el director de su propio periódico porque con una web se puede hacer The New York Times. Con fascinación, imaginación y talento cualquiera puede abrirse camino porque no es difícil montar una empresa.
C.S.- ¿Qué función tiene el periodismo de opinión?
R.P.- La de todo el periodismo. Yo no distingo entre una crónica y un artículo porque los dos cuentan lo que pasa, el ruido de la calle y el silencio, que es más peligroso que el ruido.
C.S.- ¿Qué opinión le merece los nuevos formatos?
R.P.- Me parece fascinante. Nunca había habido una cultura instantánea como la actual donde pobres y ricos fueran iguales. Aunque hay locos, psicópatas y gilipollas [sic], también hay mucho talento, imaginación y mucha libertad, que es lo importante.
C.S.- Sostiene el dicho de que ‘De fútbol y de medicina, todo el mundo opina’. Ahora la política empieza a meterse en cualquier conversación, pero ¿sabemos realmente opinar de política?
R.P.– No, aunque es cierto que en España todo el mundo opina y escribe de todo. Vivimos en un ágora universal, una plaza pública semejante a la de los antiguos griegos, donde nos ponemos por las mañanas unas sábanas blancas y empezamos a ‘largar’.
Nunca había habido una cultura instantánea como la actual donde pobres y ricos fueran iguales; aunque hay locos, psicópatas y gilipollas, también hay mucho talento
C.S.- ¿Qué consejo le daría a los jóvenes periodistas que le van a escuchar en unos minutos?
R.P.– Lo que dijo Ernest Hemingway a una señora que le comentó que su hijo quería ser periodista y escritor y le preguntó qué tenía que hacer. Y Hemingway contestó: “Dele 100 dólares y que se vaya al infierno”.
el TINTERO 